viernes, 19 de diciembre de 2014

Iglesia Santa Barbara Llaranes

Iglesia Santa Barbara de Llaranes, Avilés

Iglesia Santa Barbara de Llaranes

En terrenos del antiquísimo Llaranes (en las riberas, también, de la Ría de Avilés), se levantó, a mediados del pasado siglo, el templo de Santa Bárbara. Construido por ENSIDESA, la gigantesca siderúrgica que cambió la historia de Avilés, está situado en lo alto de una colina desde la que domina el poblado de Llaranes.



Quien no conozca el templo, jamás podrá imaginar el tesoro que guarda en su interior, luminoso como ninguno: un conjunto de frescos, vidrieras y mosaicos, de quitar el hipo. Obras de Javier Clavo, artista madrileño, que el día menos pensado será llevado a los altares del arte.

Esta iglesia, hay quien la tiene definida como la ‘Capilla Sixtina del vanguardismo religioso del norte de España.


Iglesia Santa Barbara de Llaranes

El viejo templo de San Lorenzo (hoy capilla) ubicado en la zona popularmente conocida como Llaranes Viejo, y atendida por el después primer párroco de Santa Bárbara, don José Borbolla, no podía acoger ya a tal cantidad de gente venida de toda España para trabajar en la nueva factoría llamada ENSIDESA.
 la iglesia se consagra el día 1 de noviembre de 1959 en presencia del Arzobispo de Oviedo Lauzarica.



Centrándonos en el aspecto artístico de la iglesia, tenemos que decir que en los primeros planos y proyectos se barajaba la posibilidad de que la torre campanario estuviese remata por un adorno que recordase a los hórreos asturianos. Esto no debió gustar mucho en el arzobispado y se sustituyó por un remate más clásico.
El templo es de planta de cruz latina de notables dimensiones (nave de 46x12 metros), con un crucero cuadrangular rematado con un bonito cimborrio o cúpula octogonal. Un atrio, hoy en día con rejas, recorre el frente y parte de los costados norte y sur. Sobre el hastial, se eleva una torre-campanario de 25 metros de altura. El diseño del edificio es personal de Juan Manuel Cárdenas y, el coautor del proyecto del poblado (Francisco Goicoechea Agustí) solo le dio un toque personal a las pilas de agua bendita y bautismal y a los altares.
En el interior es de destacar el hermoso retablo renacentista procedente de la localidad burgalesa de Tubilla del Lago, de pequeñas dimensiones (adaptado con un marco más grande a las grandes trazas de la parroquial de Llaranes), y que fue comprado por ENSIDESA en el rastro de Madrid y restaurado en los talleres del Museo Nacional del Prado por Cristóbal González Quesada. La obra que consta de cuatro tablas laterales que representan escenas de la vida de Jesucristo, otra superior representando la Crucifixión y una predela inferior de tres tablas con imágenes de santos. La obra es del siglo XVI, de autor anónimo y tiene una imagen de Santa Bárbara, copia de una alemana del s. XIII.



Pero sin duda alguna lo que más llama la atención en la iglesia de Llaranes son sus pinturas, vidrieras y mosaicos, realizado todo ello por el polifacético artista madrileño, Javier Clavo (1919-1994). Los mosaicos recorren, con las escenas del Vía Crucis, la nave principal realizados todos ellos con teselas blancas y negras y con resaltes en color dorado. En cuanto a mosaicos realiza, para los altares de las capillas laterales, un Sagrado Corazón y una Inmaculada. En la nave principal, sobre cada altar, realiza mosaicos de San Juan, San Agustín, la Virgen de Covadonga y la virgen del Carmen.

 Interior de La Iglesia Santa Barbara de llaranes, Avilés

También realiza vidrieras, pequeñas que recorren toda la iglesia y dos enormes y monumentales obras en cada una de las capillas laterales, una del Calvario y otra sobre la multiplicación de los panes y los peces.
Pero si algo hace única a nuestra iglesia parroquial eso son los frescos que realiza por todo el crucero y por la cúpula. Los pilares que sostienen el cimborrio y que enmarcan la nave y el presbiterio, se encuentran decorados con imágenes de los Evangelistas, Apóstoles y Profetas Mayores. La cubierta de la cúpula es abstracta y Javier Clavo llegó a autorretratarse en uno de los apóstoles que hay sobre el lema “Yo soy la vida”, concretamente el vestido con hábito azul y blanco. Esa parte de la iglesia está decorada al cien por cien, como si el autor tuviera miedo a dejarse algún hueco en blanco y siendo lo que hoy en día más fascina a uno cuando ve esta iglesia por primera vez. Javier Clavo, autor de esta maravillosa e impresionante obra dejó su sello para siempre bajo el profeta Daniel, con su firma “Pintó Clavo en 1957”.
Si Llaranes es único por su calidad arquitectónica también esta iglesia es única en las de su categoría y por ello, amigo lector, te invitamos a que vengas a conocerla y, así, ir recuperando y fomentando, más aún si cabe, los atractivos de la ciudad de Avilés, que son muchos y de una gran calidad.



Iglesia Santa barbara de Llaranes retablo renacentista 


En el año 1956 este retablo de la escuela Ribereña y perteneciente a la parroquia de Nuestra Señora de Asunción de Tubilla del Lago, de Burgos, fue trasladado a la iglesia de Santa Bárbara de Llaranes, Avilés, Asturias.
Dicen que el párroco lo vendió para hacer mejoras en la iglesia tubillana con el dinero obtenido de su venta.





Interior de La Iglesia Santa Barbara de llaranes, Avilés

cabe destacar un valioso retablo renacentista. Época:1957 Las pinturas son de Jarvier Clavo, así como los mosaicos y vidrieras

hermoso retablo del siglo XVI, procedente de la localidad burgalesa de Tubilla del Lago, perteneciente a la Diócesis de Burgo de Osma. Fue comprado en el rastro de Madrid y restaurado en los talleres del Museo del Prado. El retablo en sí, es de muy pequeñas dimensiones comparándolo con el enorme tamaño de la iglesia, aunque cuando lo adquiere ENSIDESA se le hace un gran marco, lo que hace que sea más acorde con el templo.

Las representaciones pictóricas sobre la vida de Cristo que aparece en el retablo son: la Crucifixión, la Sagrada Familia, la Adoración, la Lamentación y la Resurrección. El banco del retablo se divide en tres espacios. El de la izquierda representa a un personaje oriental y a Santo Domingo de Guzmán. El central a San Benito de Nursia y al apóstol San Pedro y, por último, el derecho a Santa Bárbara y a Santa Catalina de Alejandría.

La hornacina central del retablo, la única que tiene, la ocupa una imagen de Santa Bárbara, copia de una talla alemana del siglo XIII. Esta talla, así como la madera del retablo, está dorada.

 Interior de La Iglesia Santa Barbara de llaranes, Avilés



VIDRIERAS


La iglesia de santa Bárbara de Llaranes muestra una magnífica serie de vidrieras, obra igualmente de Javier Clavo, que contienen una rica y variada simbología de carácter cristológico.



En el brazo sur del crucero se abre un ventanal de tres vanos con vidrieras policromas representando los instrumentos de la Pasión: la cruz, las espinas, los clavos, la lanza de Longinos, el cáliz, la santa faz, etc. (La calavera que aparece en la parte inferior izquierda no debe considerarse como un instrumento de la Pasión, sino un símbolo que alude al Gólgota o Calva­rio donde tuvo lugar la Crucifixión, y a la vez, un sím­bolo de redención del género humano).

Estamos en presencia de un tema iconográfico típica­mente medieval. En efecto, en los primeros siglos del cristianismo, bien por el predominio de las ideas bíblicas de carácter iconoclasta, bien porque la muerte en la cruz era considerada infamante, lo cierto es que no se produ­cen representaciones que aludan a la muerte de Cristo en la cruz.

Será en la Edad Media cuando se multiplique las repre­sentaciones de los instrumentos de la Pasión debido a la extraordinaria importancia que alcanzan las reliquias y las pregrinaciones a los lugares donde se guardan (basílica de San Pedro, en Roma, Notre Dâme y Saint­Chapelle, en París, etc.), y, sobre todo, por la inclinación de la piedad popular - estimulada por los franciscanos, a partir del siglo XIII - hacia la visión del lado más humano, doloroso y sufriente, de Cristo en la cruz, tema que se enriquecerá con una gran proliferación de instrumentos: tenazas, martillo, escalera, gotas de san­gre, etcétera.

                                        


En las vidrieras del brazo norte del crucero se representa una red con peces, sostenida por dos manos, y en presencia de la paloma del Espíritu Santo. Se trata de una escena de cierta complejidad y que admite diversas lecturas. A nuestro modo de ver, la red, símbolo de unión y de salvación, alude a Cristo que acoge en su seno a todos los hombres, en presencia y con la ayuda de la gracia de Dios (Dextra Dei y Paloma del Espíritu Santo).

                                         


En la parte alta de la nave principal y en el presbiterio se abren numerosas ventanas con vidrieras que, además de iluminar estos espacios, contribuyen a la variedad y riqueza icnográfica del templo: el crismón (letras griegas X/P iniciales del nombre de Cristo), las letras griegas alfa y omega, principio y fin, símbolo de Cristo), cáliz y uvas (Eucaristía), el anda (símbolo de la fe, en alusión a las palabras de san Pablo: "la esperanza es para nosotros como el anda del alma, firmemente fijada", Hc.6,19), estrella de Belén y pesebre, decálogo, Sagrado Corazón, etc.

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