SAN SALVADOR DE VALDEDIÓS Villaviciosa - Asturias
Declarada Monumento Histórico-Artístico el 3 de junio de 1931, Patrimonio Histórico Español el de 16 de junio de 1985 y Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, inscrito con otros monumentos prerrománicos asturianos con el nombre de "Iglesias del Reino de Asturias", en 1985
Consagrada en 893 por siete obispos, según consta en la inscripción de su fundación que aún se conserva en una lápida de mármol empotrada en el exterior de la cabecera, esta iglesia llamada popularmente "El Conventín" es la última gran obra del arte asturiano
que ha llegado hasta nosotros y nos parece de un interés muy especial, no sólo por su valor intrínseco que es mucho, sino también por lo que significa tanto como compendio del arte desarrollado en Asturias en sus cien años de creatividad y de limitaciones técnicas, como de apertura al nuevo estilo - al que llamamos mozárabe que ya estaba apareciendo en todo el reino astur-leonés y como anuncio con más de cien años de antelación del primer arte románico europeo.
Iglesia San Salvador de Valdediós
Fue dificada por Alfonso III el Magno, al parecer dentro de un conjunto en el que además existían un palacio y otras dependencias, similar a los conjuntos palaciales construidos en Santullano y el monte Naranco por sus antecesores, y que fue asimismo el lugar donde este rey vivió los últimos años de su vida después de ser depuesto por sus hijos
Iglesia San Salvador de Valdediós
iglesia de San Salvador de Valdediós
Iglesia San Salvador de Valdediós
Esta iglesia engloba algunas de las características más significativas que hemos visto en los periodos anteriores del arte asturiano:
Dispone de planta basilical, totalmente abovedada, con tres naves y tres ábsides de la misma anchura que las naves y un compartimento superior sobre cada uno de ellos, a los que no se accede desde el interior de la iglesia, sólo el central tiene una gran ventana al exterior, enmarcada por un alfiz y formada por dos arcos de herradura sobre columnas y capiteles. La iglesia se completa con dos compartimentos laterales a la altura del crucero y un pórtico interior a los pies formado por tres compartimentos también de la anchura de las naves, soportando una tribuna que tiene la misma distribución, a la que se accede por una escalera adosada al costado sur. Si comparamos sus proporciones, 16m de largo, por 8,20 de ancho y 8,80 de altura máxima, la semejanza con San Miguel de Lillo que tiene la misma distribución y cuyas dimensiones respectivas eran 19,70, 10,5 y 11, es evidente.
Pero aunque en el diseño de Valdediós se intentó mantener las proporciones de la gran obra ramirense, no se arriesgaron a utilizar las soluciones las técnicas del genial arquitecto del Naranco, por lo que se volvió a los pilares gruesos que ya veíamos en San Julián de los Prados, terminados en impostas molduradas que sustentan los cuatro arcos de medio punto de separación de la nave central con cada una de las laterales. Las tres naves, de 2,80m de anchura por 8,80 de altura la central y 1,55 por 5,50m las laterales, están cubiertas por bóvedas de cañón continuo, sin utilizar arcos fajones y abandonando la compleja estructura de las naves laterales de Lillo, aunque también estén construidas en piedra de toba como en aquella y se mantengan los contrafuertes exteriores. El hecho de que la altura de las naves sea más del triple que su anchura, lo que produce una gran
sensación de verticalidad, permitió construir la tribuna sobre el pórtico, y la diferencia de altura entre la central y las laterales posibilitó la apertura de cuatro ventanas en cada muro de la nave central, una sobre cada arco de separación, que proporcionan una luminosidad, casi cenital por la altura a la que se encuentran, poco habitual en construcciones de esa época.
Debido quizá a ese retroceso a algunas de las soluciones constructivas del periodo de Alfonso II, y quizá también a la desaparición del taller que construyó los tres edificios ramirenses, del que no encontramos obras posteriores, en Valdediós se vuelve también al tipo de decoración de aquel periodo, abandonando la rica decoración esculpida de las construcciones del Naranco, en este caso reducida a las columnas y capiteles de la cabecera, en parte reutilizados.
Sin embargo se mantiene el espíritu de monumento "áulico" a base de una riquísima decoración pictórica, de la que se conservan algunos restos que nos permiten imaginar su aspecto original, formado básicamente por dibujos geométricos y vegetales inspirados como en San Julián de los Prados en la pintura tardoromana, hasta el punto de que la semejanza, tanto en los motivos como en los colores, con los mosaicos hallados en los restos de la villa romana de Veranes es aquí aún mayor que en dicha iglesia. Pero también encontramos motivos habituales en el arte asturiano como cruces triunfales y crismones, y otros de tradición hispánica anterior como figuras humanas, que recuerdan a las existentes en Lillo y cuyo antecedente lo podemos encontrar en el arte visigodo.
Pero si interesante es la síntesis del arte asturiano que, como hemos visto, encontramos en Valdediós, tanto o más interesante es el conjunto de detalles que hacen patente el cambio de estilo que se estaba produciendo y que, a la vez que acababa con lo que hemos llamado Arte Asturiano, sustituido por el mozárabe, anunciaba la futura aparición del arte románico:
Mientras la decoración esculpida en la cabecera está formada por capiteles cúbicos de indudable estilo asturiano sobre columnas posiblemente reutilizadas, en las ventanas vuelve a aparecer el arco de herradura no muy pronunciada de tipo visigodo, con alfiz, y su decoración, así como la de las celosías, demuestra la influencia de las nuevas tendencias aportadas por los cristianos que están emigrando desde Al Andalus al reino asturiano.
Adosado a su lado sur y de construcción inmediatamente posterior a la de la iglesia, existe un pequeño pórtico que reúne el único intento que hemos conocido de imitación del tipo de construcción ramirense y a la vez el efecto que sobre él pueden ejercer las nuevas tendencias de la decoración mozárabe. En efecto, se trata de una pequeña nave de 8m de largo por 1,60 de ancho, que está cubierta por bóveda de cañón sobre arcos perpiaños soportados sobre capiteles y columnas adosadas en el muro interior y sobre ménsulas con forma de capitel sobre el exterior. Toda la decoración, incluidas las celosías de sus grandes ventanas, ha sido esculpida por algún maestro procedente del sur. No se conoce cual era el objetivo de este pórtico, pero es algo totalmente nuevo en el arte asturiano y para encontrar algún antecedente hay que remontarse hasta las iglesias visigodas de tipo norteafricano del siglo VI y algún reflejo posterior como Santa Lucía del Trampal, pero este tipo de pórticos se extenderá a través construcciones inmediatamente posteriores del propio arte asturiano y del mozárabe a todo el románico castellano.
Iglesia San Salvador de Valdediós detalle
Iglesia San Salvador de Valdediós detalle
Existen otros detalles que asocian a la iglesia de Valdediós, profundamente asturiana, con constructores mozárabes, como el hecho de que la espadaña que existe sobre la fachada principal y la línea de corte del tejado a dos aguas estén rematadas con almenas de tipo califal.
Aunque estructuralmente la calidad técnica de las soluciones utilizadas no es comparable a la de San Miguel de Lillo, su imagen exterior es de un equilibrio y una belleza admirables. Mientras en el pórtico se ha utilizado exclusivamente sillería, la iglesia fue construida en mampostería excepto las esquinas, los contrafuertes, la fachada principal y el ábside central, en los que también se utilizan sillares. Se presenta como un conjunto homogéneo, de proporciones muy bien estudiadas y en el que se presta una atención especial a las fachadas principal y de la cabecera. La fachada principal, terminada en una espadaña, tiene una estructura muy completa: en su parte central, entre dos contrafuertes que marcan la separación de las naves, se abre la puerta de entrada al pórtico, en arco de medio punto de gran tamaño, condovelas de piedra bien talladas sobre columnas y capiteles, y sobre ella una gran ventana, muy semejante a la ya descrita de la cámara de la cabecera aunque de tamaño algo mayor, en la que se apoya un sillar decorado con una gran cruz triunfal asturiana. En cada una de las naves laterales se abre a bastante altura una estrecha ventana y en el lateral del pórtico una gran ventana con celosía. La cabecera tiene una ventana acabada en arco de medio punto de ladrillo en cada ábside lateral, y en el central, que sobresale de los laterales, existe una gran ventana semejante a la descrita para la cámara superior, pero de mayor tamaño ya que consta de tres arcos.
Más interesante aún es su imagen lateral, sobre todo desde el costado sur. Se nos presenta como el conjunto creado por los planos verticales que forman los muros de las naves y del pórtico, éste último embellecido por dos grandes arcos separados por el compartimento lateral, cortados por los tejados inclinados. Sus proporciones son prácticamente perfectas, con estructuras diferentes en cada nivel, ya que el superior tiene dos alturas, correspondientes a la nave central y la cabecera algo más baja, el segundo está formado por la nave y la cabecera lateral, ambas de la misma altura y el tercero, a la altura del pórtico, cortado por el tejado a dos aguas del compartimento lateral. El efecto así conseguido sustituye la sensación de verticalidad de las fachadas por una horizontalidad que anuncia claramente la llegada de un arte mucho más maduro pero que aún tardaría más de cien años en aparecer: el Románico.
San Salvador de Valdediós (Asturias), siglo X. Interior del pórtico
En resumen, nos encontramos ante un monumento de gran importancia en la historia del arte europeo, ya que además de ser la última gran obra de un estilo que parecía extinguirse ante el empuje de nuevas tendencias que iban a sustituirlo de forma casi inmediata, dejaba abierto uno de los caminos que conducirían al primer arte europeo de fusión, el Arte Románico, creado a partir de la fusión de desarrollos locales, y si dentro de ellos el arte asturiano fue uno de los de mayor aportación, San Salvador de Valdediós significa un compendio de dicha aportación, como se puede comprobar camparando su estructura con la del monasterio cisterciense - comenzado a construir 325 años después - al que pertenece en la actualidad: planta semejante excepto en que en éste los ábsides son semicirculares y en que en lugar del pórtico hay un claustro, todo el edificio también cubierto por bóvedas de cañón semicirculares e incluso utilización de contrafuertes.
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